¡¡JAPONESITA SALES CON UNAS COSAS!!

Ya escribí sobre lo que me sucedió en el hospital Maria Auxiliadora. Dos días después de esto mi mejor amigo, Richard, me visito; le conté lo sucedido, entre otras cosas, le relataba la historia muy enojada, y ninguno de los dos se percató que mi mamá escuchaba nuestra conversación. Ri se fue a su casa estuve conversando por teléfono casi una hora, ya un poco cansada y con mucho sueño fui a mi cuarto a dormir. Lista para echarme en mi camita, entra mi mamá molesta y triste diciendo que ella tuvo la mejor de las intenciones al llevarme al hospital, que dejó de trabajar ese día por mí, que yo no se reconocer eso, por qué tenía que contarle nada a Richard. Ella tuvo buena intención lo reconozco, además es quien más se preocupa por mí; pero, el tema de conversación no fue por qué me llevó mi madre a ese hospital, sino la mala atención que brindan en este. Mi madre no tiene culpa de esto. Ella es un amor pero cuando reniega... Chesuuuuuu. Siguió hablando. Es mi madre y tenía que escuchar su sermón;pero, con tanta preocupación no estaba para sermones ni nada, al menos no esa noche que me sentía tan mal, así que le pedí que por favor se retire porque me sentía mal, quería descansar. Error mío: levantar la voz. Y se armó la discusión.Al ver que ella no dejaría de hablar, agarre mi colcha, salí del cuarto y para que no me siga a ningún lado busque un rincón de la casa al cual no iría: “el rincón de Vagazo", mi perro. Sí, yo que tanto reniego con ese perro, estaba invadiendo su territorio, su privacidad, la parte de la casa que le corresponde, sobre todo al sentarme en la colchoneta y frazadas que su ama, mi hermana, pone todos las noches para él. Pobre vagazo tuvo que soportar mi lloriqueo.
Me quedé dormida envuelta en mi colcha al lado de Vagazo. Si no es por mi hermano que entró a la casa a las tres de la mañana y vió un bulto a lado del perro, hubiese dormido de largo.
Richard dice siempre: "qué infantil sueles ser, Japonesa".Sí, creo que sí: levantar la voz a mi madre y dormir con el perro... ¡Qué tontería, estoy loca!