El año pasado, en el mes de septiembre, recibí la invitación de una amiga, Kelly, para ir a una reunión social aparentemente, relacionada con su trabajo. Seria en un hotel de miraflores.
Ella no quería ir sola porque en dicha reunión estaría èl, nada menos que “amor de su vida”.
Bue... acepté.
La única condición era ir con vestido, sacrificio que solo hago cuando alguien de mi familia o un amigo se casa, nada más. Lo pensé mucho y llegué a la conclusión de siempre: vestido no, es incomodo, por último sólo conozco a Kelly, iría con pantalón de vestir.
Ahora bien en todo este asunto había algo raro, nada malo, pero, raro.
Dos semanas antes de la reunión Kelly llamo diciéndome: Lisita, para que no te sientas incomoda puedes llevar una amiga a la reuna, habrán americanos...
Uhmm… seguía sin entenderlo, sin preguntar nada y me ganó la curiosidad.
Como para sentirme bien le conté este rollo a mi amiga Mónica, una gordita ojiverde, muy guapa. Ella me dijo: bueno, está bien, sólo déjame pedirle permiso a mi esposo…
Le salió con el cuento que iría a una ceremonia donde estudio en representación de mi madre (esto ya parece colegio). El esposo aceptó. Se quedaría un sábado por la noche cuidando a sus hijos…
Llegó la noche de la reunión. Enrumbamos a Miraflores. Ya en el lugar nos encontramos con Kelly.
Cuando ingresamos al lobby del hotel habían varias chicas con vestido muy escotados o, como siempre digo, “putones” y “reputones”, uno que otro elegante, pero, el resto ¡¡Dios!! Qué huachafas, caminaban de un lado a otro como diciendo “mírame yo soy sexy y solterita”. Nos dimos cuenta que estaban sentados 10 negros mirando a cada una de estas chicas que pasaban. Recuerdo que hicimos alguna broma sobre esto.
Antes de ingresar al salón de baile se acercaron unas señoritas y nos entregaron unas hojas diciendo: - Llenen, por favor, sus datos personales, correo electrónico, luego con la copia de esta hoja pasen al cuarto de foto.
Nos pusimos rojas repitiendo al mismo tiempo
- ¡Ah! ¿Cuarto de foto?
Se acercó Kelly y algo avergonzada, sin saber como explicar lo que pasaba, dijo:
- Chicas, chicas, no piensen mal, es solo una sesión de fotos.
- Ya, y… ¿Para qué?
- No piensen mal, que esto es un
"Busca Pareja".

Van a publicar sus fotos en el Internet con sus datos y las personas interesadas en ustedes enviaran mensajes a sus correos. ¿Qué dicen, chicas? ¿Se animan?
- Ok, ok Kelly. Pensé que era una reuna relacionado con tu trabajo.
- ... Las dejo, voy a tomarme mis fotitos.
Sonora carcajada entre Mónica y yo.
- ¿Qué mierda hacemos aquí?
- Mónica, tú toda una señora y buscando otra pareja.
- Lis, amiga, tienes veinticinco años ¿Acaso no tienes pretendientes?
Seguíamos con la risa y todo lo tomábamos a broma. Llenando las hojas con datos falsos. Cuando nos tocó entrar al cuarto de foto estaba lleno de chicas, ridículas y fajadas. Todas, absolutamente todas, se miraban con odio, como diciéndose “hoy consigo marido gringo y tú no por fea”.
Llego la hora de tomarnos fotos, Mónica saco el lado sexy que ni ella misma conocía ¡Caramba! Yo, aunque la risa me ganaba, no puedo con mi carácter maniático para las fotos ¡Cómo me encantan!
Luego de esta sesión de fotos ingresamos al salón de baile ¡Vaya que había más sorpresas! Era un asilo de ancianos; todos pasaban los cincuenta. Vimos un tío con collarín, otro con la columna desviada, y a los hermanos gemelos de mi viejo y su compadre... Treinta y cinco hombres en busca del amor de una latina bien taipá, a lo J-Lo. Cada uno de ellos se presentó; un tal Erick se animó a decir:
- “Hola Perrrrrúúú, los amerricanos estarr de moda”.
- ¡Calla, mierda! UPS…
Provocando risas entre las invitadas. Para estos tíos hubo un total de doscientas mujeres… Perdón, ciento noventa y ocho, excluyendo a quien escribe y Mónica.
Después de la presentación se animaron bailar cada uno rodeado por un grupo de mujeres. Sólo habían diez traductoras para ciento noventa y ocho aguantadas y treinta y cinco ancianos.
Por ahí se apareció un negrito guapetón llamando la atención de Mónica. Misma lanza, me animé a buscarle el habla.
¡¡Uy, mierda!! No hablo ingles. A buscar a una traductora. Risas van y vienen y la gorda de mi amiga que me hacia ojitos parta retener al negrito guapetón.
Ya empezaba a sentirme estúpida, la traductora tenía que seguir con otras parejas y se fue. La verdad, me llegaba. Pero, Mónica quería hacerle el habla al tío diciéndole en voz muy alta como si el tipo fuese sordo.
- ¡¡¡Ho-la!!!
- Hello.
- Am… ¡¡¡Yo-lla-mar-me-Mó-ni-ca!!!
- Ok, ok Múnica
- ¡¡¡Y-e-llaaa-ser-miii-a-mi-gaaa!!!
- China –dirigiéndose a mí– ¿Cómo se dice naranja en ingles?
- Orange.
Mónica hizo un gesto con la mano como si estuviera cortando algo y dijo: - ¡¡¡¿Túúú-es-tásss aquiiii-por-tu-meeediaaa-orange?!!!
Entré en estado de shock por tanta risa. No podía creer nada de lo que estaba sucediendo.
La música que habían puesto era de Daddy Yankie. Nos sacó a bailar y lo único que el tío decía era: ¡Ah, Daddy Yankie!
- Sí, huevón, es Daddy Yankie –que bueno que eso no me lo entendió.
Mónica reía por lo que yo dije y por la cara de felicidad del tío por haberle dicho "huevón".
Por ahí apareció una tía ochentena, peinada y vestida como de esa época, con una flaca que parecía la hermanita menor de Tula Rodríguez, antes de las cirugías, así, bien malcriadita de cara. La tía fue lanza, se metió a bailar con nosotros, mientras que “Tulita”, estaba a un lado esperando que la llamen. La tía de los ‘80, hablaba algo de inglés y cuando nos dimos cuenta, parecía que Cupido había flechado al negrito y a “Tulita”, porque se daban unas miraditas... Y para no hacer mal tercio nos despedimos. Busqué a Kelly. La muchacha estaba entretenida con algún tío.
Tomamos un taxi, llegamos a casa, contamos esta historia a mi hermana y sus amigas.
Lo buenísimo, riquísimo y repetitivo de todo esto fue, finalmente, la causa y el pisco que nos dieron de entrada… ¡¡Nada como lo peruano, carajo!!